Las grandes ciudades tienen un grave problema de ordenamiento urbano: la congestión del tráfico de vehículos en hora punta; solo en Australia, esto ocasiona un gasto de más de 16500 millones de dólares al año y aumentará unos 30000 millones más para 2030. La ciencia ficción, ha tenido esto presente y nos muestra los taxis o coches voladores. Ahora, después de décadas de promesas, los vehículos aéreos personales por fin se acercan a la realidad comercial.
Los materiales compuestos más ligeros, los mejores sistemas de comunicación y orientación, y el software que puede permitir a los vehículos volar por sí solos, han jugado un papel importante en la explosión de esta tendencia. Pero lo más importante, es la tecnología de las baterías, que está a punto de lograr que los vuelos eléctricos se hagan realidad. Todavía estamos lejos de conseguir la densidad de energía necesaria para los vuelos de larga distancia, pero los trayectos cortos no son tan impensables.
Y ¿cómo serían los coches voladores del futuro no tan lejano? Pues la mayoría tienen alas como los aviones ordinarios, pero también los hay con rotores múltiples, como los drones. Toda la energía de las hélices los empujará hacia adelante tras el despegue, pero no los mantendría en el aire. De todas formas, en teoría, son más seguros que los helicópteros.
Su consumo de energía por kilómetro, sería comparable al de un coche eléctrico, y, como sus motores serían eléctricos, tampoco serían ruidosos.
En cuanto a su manejo, será necesario disponer de una licencia de piloto, así como las ciudades tendrían que otorgar permisos para poder usar su espacio aéreo. Además, cabe indicar que la mayoría de los coches voladores, serían para empresas de viajes compartidos, que harían rutas fijas y que estarían situados en “vertistops” o “vertipuertos” localizados en techos de edificios, donde también habría cargadores o estaciones de intercambio de baterías.
Asimismo, con el tiempo, los coches voladores acabarían siendo autónomos, ya que los pilotos humanos son caros y podrían no ofrecer tanta seguridad en un cielo abarrotado. Además, el vuelo autónomo es un problema técnico más fácil que la conducción autónoma: hay pocos obstáculos en el cielo y pueden detectarse con un simple radar, mientras que un coche autónomo requiere múltiples sensores y algoritmos altamente capacitados para reconocer personas, otros vehículos, señales de tráfico, carriles, etcétera.
Así pues, en los próximos años, si todo va según lo planeado, cerca de 20 pequeños vehículos aéreos llegarán al mercado. Algunos de ellos, serían el coche volador Pal-V Liberty o el Transition de Terrafugia.
En resumen, si la capacidad de las baterías logra dar el gran salto que se necesita, probablemente el mayor obstáculo será la regulación de los coches voladores en el aire. Si requieren licencia y pueden volar bajo las mismas reglas que otras aeronaves, podrían comenzar a aparecer muy pronto, pero para gestionar un gran número de ellos, haría falta un enfoque completamente nuevo para gestionar el tráfico aéreo.
Taxis voladores a la vista
¿Te imaginas pedir un taxi y que éste llegue volando? Pues no es algo muy lejano y se podría ver en unos años.
El gobierno de Japón ha firmado una alianza con diversas empresas de servicios aéreos para explorar las oportunidades de aeronaves de uso cotidiano, en un periodo máximo de diez años. Por el momento, se han sumado unas 21 compañías, entre las que se encuentran Airbus, Uber, Boeing, Toyota o Japan Airlines.
Mientras que Airbus y Boeing tienen ya proyectos en marcha, otras compañías más pequeñas también están avanzando a un ritmo muy enérgico. La empresa alemana Volocopter, planea comenzar con las pruebas de un taxi volador en Singapur.
Por su parte, Uber, una de las firmas que más interés ha mostrado en estos vehículos y que ya opera un servicio de helicópteros-taxi en Nueva York, planea desarrollar una flota de taxis voladores en Estados Unidos, Japón, Australia y Francia, así como en Dubai ya inauguró una pista de pruebas.
Además, la empresa ya ha firmado acuerdos con cinco fabricantes de coches voladores. Así, junto a Hyundai, planea crear un servicio de taxis aéreos en Melbourne, Dallas y Los Ángeles, listo para 2023. Pero mientras, tiene que hacer pruebas y, por ello, ya ha iniciado un servicio de taxis voladores denominados “ubercópteros” en Nueva York, donde lleva a cabo una ruta predeterminada en menos de 10 minutos, cuando en coche suele llevar una hora o más si es hora punta.
Bell Nexus es el nuevo “ubercóptero” de la compañía. Su capacidad máxima será de cinco pasajeros y dos pilotos, aunque se pretende que en el futuro sean autónomos. El coste del viaje variará en función de la demanda.
La compañía tiene todo pensado para conseguir que cientos de sus vehículos salgan de sus propios puertos urbanos, desde donde desplegarán y aterrizarán. Por ello, el Uber Elevate Summit quiere centrarse especialmente en el papel de los reguladores.
Uber apuesta por una aviación urbana que sea segura, silenciosa, con conciencia ambiental y que admita opciones de transporte multimodal. Los usuarios, a partir de 2023, serán capaces de solicitar un taxi volador a través de la app de Uber, tal y como hace actualmente con sus coches.
“La tecnología de Uber está cambiando la forma en que las personas se mueven por sus ciudades, desde bicicletas hasta viajes en grupo. Siempre estamos buscando formas de reducir la necesidad de tener un coche privado. En los próximos años, con Uber Air, queremos hacer posible que las personas presionen un botón y obtengan un vuelo”, aseguran.
Por otro lado, centrándonos en algo todavía más cercano a nosotros, ENAIRE, el gestor nacional de la navegación aérea de España, está trabajando ya en proyectos europeos para gestionar la futura movilidad de personas en áreas urbanas y periurbanas mediante coches voladores y, en particular, de aerotaxis, así como también de actividades como la paquetería de drones. Y, entre las ciudades elegidas para realizar las pruebas en 2022, tenemos a Barcelona y a Santiago de Compostela.
“ENAIRE, como entidad pública del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, está dispuesto a ejercer su responsabilidad y generar un efecto tractor y facilitador de las empresas del sector privado u organismos públicos interesados, para permitir que España pueda situarse entre los líderes en el desarrollo y operación de este nuevo sector”, afirmó el director general de ENAIRE.
Fuentes: MIT Technology Review, ABC y Faro de Vigo